
Comenzamos por una pista asfaltada y pasada la aldea de Llamardal se toma un sendero estrecho que atraviesa un bonito hayedo y continuamente en ascenso, sin poder ver más allá de pocos metros por la tupida niebla, llegamos al alto siempre pegados a las formaciones rocosas, ¡por si las moscas!.
Ya divisamos algunos de los teitos que aunque muy cubiertos por la niebla, de cerca disfrutaréis de uno de los conjuntos de cabañas mejor conservados, y sacar algunas maravillosas fotos.
Hacemos una pequeña parada para el bocadillo en este paraje tan singular que parece sacado de una época lejana, cuando los Vaqueiros de Alzada hacían trashumancia de abril a octubre, y subían su ganado desde los valles a los pastos de verano en las montañas. Es impresionante esta inmensa pradera cubierta de cabañas de techumbre vegetal.

Después de algunas fotos más, el cielo está cada vez más encapotado y la niebla se cierra de nuevo, comienzan a caer las primeras gotas, y mientras emprendemos el camino de vuelta llega un numeroso grupo con niños, abuelos...
Dejamos atrás el eco de sus voces y vamos en descenso acelerado para que no nos coja la lluvia. Divisamos en la lejanía la carretera que sube de Pola, con sus envolventes curvas y también el precipicio a nuestra derecha.


Subimos hasta Santa María del Puerto (1486m), que hasta hace no demasiados años esta aldea Vaqueira junto con la Peral (1100m) quedaban casi desiertos en invierno, aún recordamos alguna primavera ver subir los camiones con el ganado acompañados por la familia y parte de sus enseres. En la actualidad ya residen muchas familias durante todo el año.
Después de comer aparece un nuevo día radiante y aprovechamos a realizar la fotografía de rigor de la Peral bajando del puerto. El sol pica con ganas y creemos que por la tarde volverán las tormentas.


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