
Al día siguiente allá que vamos, una vez aparcado el coche en Campitello, con la intención de subir en ese monstruo de cabina y bajar andando, se produce una decepción al saber que la bajada da mucha vuelta por el valle y son más de dos horas, sin posibilidad de descender bajo el funicular ya que nos informan en turismo que es peligroso. No nos queda más remedio que pagar ida y vuelta=18€

Con nosotros suben: italianos, alemanes, muchísimos franceses y no precisamente gente joven, muchas personas ya de considerable edad y muy cercanos a los 6o, ¡¡ahí con dos... narices!!
Vistos los preparativos previos de saltadores, José Luis en una buena posición y preparado con su cámara para emprender el vuelo fotográfico.

Así que yo decido irme a dar una vuelta, o más bien unos 2 quilómetros desde el Rifugio des Alpes hacia Sassolungo, formaciones rocosas que se ven allá abajote. La bajada es un momento pero la subida, algo empinada y fatigosa. Lo mejor de regresar al refugio y después de refrescarte un poco, es encontrarte una zona chill out en la terraza con unas extraordinarias vistas a la montaña del Pordoi, desde dónde se accede a la terraza de los Dolomitas.
Simplemente por saborear la panorámica de 360º y mirar al cielo, lleno de colorido a la una de la tarde, ¡¡vale la pena subir!!. Salto tras salto los parapentes se enfilan hacia las montañas para descender después hacia el pueblo de Canazei, que se divisa enano a lo lejos.

Hay una especie de escuela que ofrece salto con monitor, no se me ocurrió la locura de preguntar, ¡no fuese que me entrasen ganas!, pero parece ser que tiene reputación mundial este vuelo por Val di Fassa, sobre todo por las fascinantes paredes de rocas que se sobrevuelan.
Solamente por ver semejante osadía hay que coger este teleférico y subir al cielo del despegue a 2.387 metros.


Solamente por ver semejante osadía hay que coger este teleférico y subir al cielo del despegue a 2.387 metros.
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