Antes de subir a las impresionantes montañas de los Dolomitas hacemos una parada en la atractiva ciudad de Verona, en la región del Veneto, Patrimonio de la Humanidad y escenario de la bella historia de Romeo y Julietta. Además del valor histórico de sus edificios está cercana a Venecia, con la posibilidad de hacer un dos por uno.
Llegamos muy temprano, con el cielo amenazando tormenta, entramos con coche por la puerta Nueva, os recomendamos que sigáis la circunvalación, cruzáis el río por el Ponte Risorgimento, justo al cruzar giramos a la derecha y aparcamos junto al río frente al Castelvecchio. Único lugar que aún queda en Verona gratis y cercano al centro, pero al otro lado del río, aunque para encontrar sitio hay que madrugar. También hay un párquing cercano.
Castelvecchio: es el nombre del castillo viejo de Verona, con su extraordinario puente fortificado, sus ladrillos de color rojo y dentro el museo, para visitarlo necesitaréis media mañana.
Al otro lado del puente a la izquierda veréis el Arco dei Gavi y siguiendo recto llegaréis a la preciosa Piazza Brà, el mismísimo centro neurálgico de la ciudad, rodeada de magníficos edificios de colores y hermosa desde cualquier perspectiva: con sus terrazas llenas, con amenaza de tormenta, o bien nostálgica y romántica cuando no para de llover...

Al fondo uno de los anfiteatros más importantes, dicen, después del Coliseo: l'Arena di Verona: campo de batalla de los gladiadores en otra época, sufrió un terremoto que destruyo gran parte del cuarto piso, de forma elíptica y con capacidad para 30.000 espectadores, presume de impresionante acústica y por ello en su interior se celebran óperas y conciertos. Memorable es ya su festival lírico de junio a septiembre. Se puede visitar por unos seis euros desde las nueve de la mañana.
Desde aquí por la via Mazzini que es la calle comercial, llegamos a una plaza más desconocida que la anterior, pero no menos espectacular, la antigua Piazza Erbe. Edificios medievales, monumentales palacios como el de Maffei de estilo barroco, los frescos de otro de los palacios y en el centro la columna de mármol con el león de S. Marcos, la tribuna y la fuente con la Madonna de Verona y por supuesto, la construcción más antigua: la Torre Lamberti, antiguo ayuntamiento, con la mejor vista de la ciudad, ¿o quizás no?.

Hay que visitar el Duomo, que sufrió varias transformaciones, y nos gustó más su interior contemporáneo que el exterior.

Y no podemos olvidarnos de dar un relajante paseo por la rivera del río Adige para poder disfrutar de verdad de la fantástica ciudad. Decenas de antiguas iglesias y románticos edificios coloridos asoman a lo largo del río y la lluvia de hoy, además lo envuelve todo de cierto misticismo. Finalmente llegamos al funicular que sube al Castello di San Pietro, de carácter defensivo y un impresionante mirador, el billete cuesta poco más que dos euros pero estaba cerrado, así que decidimos ascender las pendientes escaleras hasta la cima para poder deleitarnos con las mejores y magníficas panorámicas de esta fascinante villa.


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